Por Carlos Vicente Torrealba
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Como Tocar Antes del Beso
Desde muy joven escuché una estrofa de una zarzuela española: ¨No hay mayor soledad que no tocar o no ser tocado… ya que tocar el cielo, es poner el dedo sobre el cuerpo humano¨. Yo siempre he pensado que el tocar y ser tocado, como el que toca y lo tocan constituyen el verdadero cielo de un mundo que está contenido por su propio universo.
Lamentablemente por inmadurez o por ese egoísmo endógeno que caracteriza a una gran parte de seres humanos, las caricias suelen ser un simple trámite antes del coito. Algunos piensan que las caricias son parte de ese EGOISMO INTELIGENTE, ya que se suele dar placer para que nos den placer,
Pero como empezar ya sea una primera vez o con aquella persona que ha dormido con usted durante gran parte de su vida. ¿Cuál es ese camino que conduce a un placer constructivo y enriquecedor? Ese que nos hace crecer como seres humanos donde se toca con el cuerpo y el alma.
Se que muchos personas por diversos factores tanto internos como externos poseen demasiada prisa por llegar a los pechos, y después demasiada prisa para llegar a los genitales y esto no tiene sentido, para qué atragantarse, si lo esplendido es disfrutar y poder percibir la totalidad. Suele ser muy común escuchar a la mujer quejarse que después de un corto beso ya su pareja esta en sus pechos (tetas) y cuando ella empieza a sentir, éste enseguida se va al clítoris y de un golpe estará en el coito de allí a la eyaculación y se acabó todo. La mujer apenas estaba empezando su fascínate camino cuando la prisa, acabó con todo y lo peor es que muchos hombres no entienden todavía que en la sexualidad el tiempo es un factor determínate, este no es relativo, este se debe consumir.
Así como los besos son el portal de la sexualidad, los pechos son esos primeros cien metros del camino. Estos constituyen la zona erógena por excelencia, pero no son un timbre de una puerta, menos un interruptor. Los pechos necesitan una dedicación especial, más que unos minutos. El pecho tanto masculino como femenino es altamente excitante, ¡tócate para que sientas! Si el pezón, la areola, la suavidad, la tersura de su tacto, lo blando, lo rígido. Se que acariciar a la vez el pecho y los genitales de nuestra pareja es también muy placentero. Pero primero hay que dedicarle un tiempo a estas, no solo a los pechos también a su entorno y dimensión.
Particularmente pienso y soy un gran creyente que la piel del pecho femenino es especialmente fina y delicada, genera en el hombre una gran sensación de ternura seguridad y placer: ¡que nota no! Al margen de las medidas, los pechos, senos o tetas son insustituible en la sexualidad y todos ellos son hermosos sean estos grandes, pequeños, enormes o diminutos, minúsculos o de plásticos.
Me suelen preguntar por los correos que recibimos: ¿Cómo deben ser las caricias? A lo largo de mi vida he aprendido y aun estoy aprendiendo que las caricias deben poseer el componente ternura, paciencia y quizás lo más importante sentirlas, de allí la honestidad en las caricias. Estas se llevan con la mente y se utilizan las manos, los dedos, la boca, la lengua, el alma, ¡siempre con sutileza!
Entre las caricias de los pechos el viejo Freud señalaba: "es un recuerdo de cuando amamantábamos". Si y debe ser un grato recuerdo, en mi caso debió ser un divino recuerdo, chupar el pezón, succionarlo, lamerlo, recorrerlo con los dedos, soplar el pezón húmedo, rozarlo con las pestañas, mordisquearlo en fin dejar que el alma se pose en ellos a través de nuestro torpe cuerpo.
No tengas prisa no eres una ambulancia, no perteneces al 171, no eres un socorrista, tan solo eres un amante que va a expresar su sexualidad con amor. Sabes que la zona que vas a acariciar esta templada, caliéntese sus manos antes, no en un horno, ni en el fogón tan solo frótalas
Céntrate primero en el cuello, boca, los senos, las orejas ¡Olvídate de los genitales!, ya llegarás allí pero todavía no. ¡Sé innovador!, dale alguna sorpresa. Céntrate en una zona, deléitate en ella, entretente, por ejemplo en la cara, o bien acaricia todo el cuerpo desde los pies hasta la cabeza, las pantorrillas, los tobillos, el hueco que hay detrás de la rodilla, el cabello, los dedos de las manos. Por cierto amigo, no tienes solo las manos para acariciar, tienes todo tu cuerpo.
Sabes amigo también se acaricia con las palabras, gemidos, suspiros, palabras suaves y acompasadas. Yo también he aprendido a acariciar con miradas lascivas, amorosas, pícaras, sutiles, tiernas y desprendidas o con la música sensual. He aprendido a acariciar con olores delicados. También se acaricia si le escuchas atentamente lo que te explica ella.
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