Valor
Por Carlos Vicente Torrealba
carlosvicentetorrealba@gmail.com
Twitter: @cartorrealba
En el devenir de la vida uno va aprendiendo que el mayor valor de la persona es precisamente ella misma. Es decir, cada persona es un valor por sí mismo ya que no hay otra igual y cada ser en sí es un universo personal lleno de cualidades.
<span>En ese </span> <span>aprendizaje continuo de nuestras </span> <span>vidas, vamos comprendiendo el verdadero significado de esta y de la magnitud de nuestras acciones y como ellas van modificando nuestra propia </span> <span>percepción de lo vivido, y desde luego,</span> <span>cómo vemos a las otras personas con sus dos características fundamentales que son su trascendencia y actualidad,</span> <span>donde derivan las características en el plano esencial y operativo, como la espiritualidad, libertad,</span> <span>responsabilidad, entre otras.</span>
La “trascendencia” sin duda alguna es esa “intencionalidad” que el ser humano posee ante el propio mundo que lo rodea que lo alberga y donde él lo modifica con su actuar. Una vez me pregunte frente al espejo del baño ¿el porqué los humanos se enamoran en forma tan distinta en el trascurrir de su vida? ¿Acaso hay varios tipos de amor? El amor es el valor más alto de la persona, es el vértice que topa con lo divino. No es que a los 18 años no se ame igual que a los 50 años, la diferencia está que el amor no es estático, es un valor dinámico, ya que una cosa es la objetividad del amor en sí y otra es el conocimiento y reconocimiento de esa objetividad con nuestro devenir.
<span>A los 18 o 20 años amamos las formas, pero después de los 45 o 50 años esas formas le dan paso al contenido, que está lleno de sus autovalores, debido que el humano ya ha aprendido que el valor y sus anti-valores se encuentran siempre en la más profunda asimetría. Cuando se ama se quiere el bien tanto para uno como para el ser que se ama. Es que el bien es la expresión concreta del valor universal</span> <span>y el bien constituye a la vez el fin del hombre que posee el valor de la </span> <span>libertad y el amor a sí mismo y a los demás.</span>
Lo fascínate es que el ser humano a lo largo de su vida, experimentará diversos tipos de enamoramiento, pero el amor llegará a él cuando la condición de posibilidad del amor personal resida precisamente en el amor al otro. Y donde su SER es ESTAR este unido con el otro, no como un apéndice de éste o como una prótesis, más bien junto a la esencia de ese otro, que forma junto con uno ese valor trascendente que es VIVIR.
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