Lo humano
Por Carlos Vicente Torrealba
carlosvicentetorrealba@gmail.com
Twitter: @cartorrealba
He ahí donde todo se da y todo se pierde. He ahí donde las ilusiones nacen y con el devenir de la pleamar mueren, son como naufragios en oasis de limbos, que están rumiando su desamor hasta que llegan como un amanecer en su propia oscuridad, una nueva ilusión que lo hará renacer como aquel niño que fue y a la vez es y todo tan solo por ser humano.
Si es que solo los hombres mueren una sola vez, pero el humano no, quizás por poseer o haber alcanzado esa condición de humano, sabemos que la muerte física es única y a la vez irrepetible, aunque en el mundo humano donde el valor afectivo es una constante se puede morir miles de veces.
Los humanos somos los únicos que poseemos un mundo afectivo, con nuestras propias causas afectivas, hasta creamos nuestro propio decálogo de resistencia emocional, donde podemos agonizar, morir y resucitar para volver a la misma vida con ese mismo ser donde morimos una vez, para caer en una espiral de un amor irracional, irresponsable, dañino, ya que el verdadero amor es el que te hace crecer, aunque tengas miles de dificultades siempre creces como individuo y como ser.
Aparte de todos los avatares que conlleva vivir en sociedades enfermas, llenas de doble moral y que los antivalores tienden a convertirse en valores absolutos cargando su propia ideología de lo absurdo, el humano crea lazos y vínculos tanto reales como virtuales. Hoy las parejas se encuentran ante un gran reto y estas son las redes sociales que fueron creadas para mantenerse en contacto con amigos y familiares.
Algo que ha llamado la atención a muchos estudiosos del comportamiento humano es queel 80% de las pruebas de infidelidad que se presentan en los tribunales son obtenidas dentro de las redes sociales. Nada mas el año pasado se registraron en el mundo 28 millones de separaciones a causa de esta forma de comunicación.
Cada año, más y más personas usan la red social para buscar una pareja o encontrar a un antiguo amigo. Otras utilizaron la red para reencontrarse con sus exparejas, reencuentros que estadísticamente terminan en conversaciones de contenido sexual. Lo cierto es que el humano también se esfuerza y crea un andamiaje para poner en riesgo su ecología afectiva y es que también tiene la condición de jugar con el mismo como en una ruleta rusa arriesgando contradictoriamente lo que le permite crecer como humano.
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